Leonel Álvarez Yglesias
Aprovechando la importante y muy sana discusión que se viene dando a partir del Seminario sobre Fortalecimiento de un Sistema Nacional de Formación Profesional para Costa Rica organizado por la Organización Internacional de Trabajo, quisiera referirme a mi preocupación, como parte del sector juventud de este país, sobre el tema de la falta de oportunidad laboral que los jóvenes costarricenses experimentamos y palpamos constantemente.
Como bien lo determinó el director regional de la OIT en su artículo del 12 de agosto con ocasión del Día Internacional de la Juventud, en Costa Rica el sector de la población que se sitúa entre los 15 y 24 años sufre de una tasa de desempleo cercana al 14%. Al mismo tiempo, 15% de dicha población no estudia ni trabaja, mientras que de entre los y las jóvenes ocupados, tan solo la mitad está empleada con seguridad social en salud y pensiones.
No tendría sentido que me sentara a analizar todas las razones de por qué esta situación está presente en nuestra realidad nacional. Sí me gustaría rescatar la propuesta de la Ministra Mayi Antillón, la cual gira en torno a la educación y más concretamente frente a un sistema de formación dual. Está claro para todos que en la realidad globalizada en la que vivimos un diploma universitario es muchas veces insuficiente para optar por un trabajo competitivo, y que en la mayoría de los casos se requiere tener una experiencia laboral que garantice conocimiento y práctica, como una especie de empirismo que deja de lado cualquier esfuerzo por obtener una buena formación tanto académica como profesional.
Un sistema de formación dual, como bien lo explicó la ministra el 10 de septiembre en dicho foro, permite una combinación entre la experiencia en el campo y la formación académica y técnica, facilitando así el espacio laboral a quienes desarrollen dichas prácticas y habilidades en el sitio en que cumplan con su educación. Además, desde mi punto de vista, un sistema como este beneficiaría al joven desde la perspectiva de responsabilidad y compromiso con su enseñanza, pues vería una ventana de oportunidad para su crecimiento como persona y ciudadano.
Precisamente esto es lo que pretende el sistema educativo alemán. Los jóvenes al terminar su primaria, reciben dos años de orientación académica entre las edades de 10 a 12 para determinar su futuro académico. Algunos irán al Gymnasium, secundaria que prepara a los estudiantes para obtener un grado académico en la universidad. Otros se formarán en el Realschule, con dos años menos de secundaria y preparación para una carrera profesional. Finalmente otros irán al Hauptschule, una secundaria con tres años menos que el primero que forma para un técnico o especialización concreta. La cultura alemana permite que este tipo de educación se desarrolle, pues no tienen una conciencia elitista, sino que entienden que, para que exista una verdadera igualdad de oportunidades entre los ciudadanos, se deben tener en cuenta las capacidades de cada uno y cada una.
Así pues, la intención concreta no es, por supuesto, implementar un sistema de educación costarricense que se equipare al alemán, pues caeríamos en el clásico paradigma de pretender construir rascacielos sin los cimientos adecuados, sino más bien entender la realidad costarricense de que no todos los jóvenes tienen la oportunidad de recibir una educación superior calificada, y eso limita mucho su proyección personal y social. Desde esa perspectiva, se deben retomar y reformar instituciones como el INA, con la intención de que se conviertan en verdaderos colegios profesionales que no solamente certifiquen para un oficio particular, sino que ofrezcan una ventana real de trabajo con una preparación académica y práctica, implementando el sistema de formación dual con miras a impulsar las oportunidades de trabajo en el sector de la juventud. De esta forma, quienes por motivos particulares no pueden asistir a la universidad, tendrán un apoyo que les permitirá ser profesionales competentes, con la intención de construir una Costa Rica más social y justa, con un Estado que trabaja por y para todos los sectores sin distinción alguna.
Esto último es algo que rescato de la presente administración, y todavía se puede hacer más…