Artículo tomado de www.vueltaenu.co.cr
Tíbet a través del tiempo
En el techo del mundo no siempre se ha respirado la paz que caracteriza a la cultura tibetana. A lo largo de los siglos, muchos pueblos han tenido conflictos con los tibetanos y en la actualidad esa paz parece que sólo se encuentra en los libros o las películas.
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Los monjes budistas |
Adrián Fallas
afallas@vueltaenu.co.cr
De nuevo el Tíbet está en boca de todos. Nuevamente la lucha de sus habitantes por independizarse de China acapara los titulares alrededor del mundo.
Protestas de monjes y de civiles, países presionando por una solución y los juegos olímpicos de agosto en peligro de ser boicoteados son sólo algunos de los ingredientes de esta crisis.
Para muchos, la sola mención del Tíbet trae recuerdos idílicos de un país pacífico subyugado por una potencia beligerante que atropella la soberanía del otro.
Pero en la vida real las cosas nunca son tan simples y no se llega a un punto de inflexión como este sólo por arte de magia.
Detrás de cada tibetano luchando por la paz y detrás de cada chino tratando de restablecer el orden hay siglos de historia, guerras, tratados y potencias extranjeras en busca de un beneficio en este montañoso territorio .
Un pueblo de paz
Se supone que los primeros habitantes del Tíbet aparecieron 10.000 años A. C.
Al ser tribus nómadas su papel en la historia es casi nulo hasta hace unos 2.300 años, cuando aparece el rey Nyakhri Tsampo, que instaura una dinastía militar entre los reinos de China, India, Nepal, Birmania y Bután.
Esta dinastía se perpetuó en el poder por medio de 30 reyes y en su máximo apogeo expandió sus fronteras hasta entrar en China y tomar Chang’an (Xi’an) en el año 763.
Durante varios siglos, el pueblo que se convertiría, eventualmente en el sinónimo de paz, guerreó con sus vecinos por el control de la zona.
En el año 1240, los tibetanos fueron invadidos por el líder mongol Güyük Khan y, aunque suene increíble, fue gracias a la influencia mongol que los lamas tomaron poco a poco el poder del estado mongol y transforma ron su naturaleza.
Monjes al poder
El cambio de un pueblo combativo, liderado por señores de la guerra, a una sociedad pacífica, liderada por monjes, no ocurrió del día a la noche.
Un discípulo de Je Tsongkhapa, Gendun Drupa, fue quien encabezó una nueva escuela religiosa asociada al budismo.
Tras la muerte de Gendun, un niño fue reconocido como su reencarnación. Cuando éste murió se volvió a encontrar su reencarnación; el niño fue llamado Sínam Gyatso. En 1573 visitó Mongolia y el emperador Alta Khan le dio el título de Dalai (“maestro tan extenso como el océano”).
En el siglo XVII, el quinto Dalai Lama (Lobsang Gyatso el Grande) fue proclamado rey del Tíbet .
En medio de crecientes presiones de parte de los países vecinos y algunos extranjeros, los lamas siguieron reinando en el techo del mundo.
El décimo tercer Dalai Lama, Thubten Gyatso (1876-1933) inició la modernización del Tíbet. Este proceso se llevaba a cabo en medio de presiones de China y el Imperio Británico, interesado en mantener abierta la ruta comercial a través de la India.
Para esto un contingente militar británico, al mando del Coronel Francis Younghusband, invadió el Tíbet en 1904, lo que provocó la huida de Gyatso a Mongolia.
Los británicos aprovecharon la oportunidad para imponer un representante comercial en el país y firmar un tratado bilateral en 1906 con China, mediante el cual se reconoció la soberanía china sobre el Tíbet.
El XIV Dalai Lama, Tenzin Gyatso, nació en Amdo, cerca de China, en 1935 y dos años más tarde fue reconocido como la reencarnación del decimotercer Dalai Lama del Tíbet.
Luego de que China invadiera el territorio tibetano, en 1950, Gyatzo asume el poder de su país un 17 de noviembre de 1950, con solamente dieciséis años de edad.
En 1959, una sublevación tibetana financiada por la CIA fue aplastada por las fuerzas militares chinas y esto obligó a Gyatso a huir de su palacio hacia la India.
A pesar de que muchos países han pedido a China moderar su posición con respecto al Tíbet, ninguno ha reconocido la soberanía del país.
El Dalai Lama ha cambiado su discurso de uno de independencia a uno de autonomía religiosa y cultural para el Tíbet por parte del gobierno chino, causando el descontento entre algunos de sus seguidores en el exilio.
La soberanía del Tíbet como nación no ha sido reconocida oficialmente por ningún país del mundo
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