viernes, 11 de julio de 2008

Excelencia vs mediocridad

OSCAR FERRARO | ferraroscar@racsa.co.cr

Oncólogo

Para nadie es un secreto que en nuestra permanente carrera por la vida, los idearios en todas sus expresiones –políticas, religiosas, económicas... – se han ido quedando a un lado, ante al paso avasallador de la ideología predominante de estos tiempos: dinero y más dinero.

Simples objetos. Las corrientes de pensamiento que se rigen por la idea central de que el fin justifica los medios; de que hacer dinero es el fin último y razón fundamental de cada ser humano sobre la tierra, ha causado el casi irreparable daño en nuestras generaciones de jóvenes adultos, jóvenes y niños de estos tiempos, mentalidades con poca capacidad de reflexión, con casi nulo sentimiento del discurrir filosófico que al final se traduce en mentalidades con poco sentido y valoración de lo humano; es decir, en vernos como simples objetos materiales en donde ser más no es lo relevante y donde tener más es lo importante, sin escatimar formas, caminos y maneras de lograrlo.

Los tres pilares fundamentales de nuestra democracia: justicia, educación y salud se han venido abajo en las últimas décadas. Las diferentes dirigencias políticas las han dejado caer sin reparo alguno y hoy estamos sufriendo las consecuencias.

La honorabilidad es inherente al ser humano, igual que la corrupción, pero en ambas hay que actuar y comprometerse. Sin embargo, nuestra dirigencia dejó de hacerlo hace mucho tiempo y hoy estamos viviendo los resultados.

Una buena cantidad de políticos, representantes de las diferentes denominaciones religiosas, profesionales de todas las materias, empresarios, comerciantes, educadores, en fin un amplio espectro de nuestra sociedad es responsable directo de ese fenómeno.

Deterioro galopante. Recientemente se han venido dando en nuestro medio claras manifestaciones del deterioro galopante de todo lo nuestro: estudiantes que violentan las oficinas del Ministerio de Educación, se “agarran” con los profesores, se agreden entre sí, instalan en Internet acontecimientos desagradables sucedidos en sus localidades, los padres de familia defienden los derechos a la mediocridad que reclaman sus hijos, los profesores han sido sus modelos con las huelgas en época de clases, droga por todo lado, los dirigentes deportivos se lían a golpes entre ellos, accidentes automovilísticos asociados al guaro, violencia familiar y de todo tipo, violaciones, secuestros, extorsiones, pornografía, justicia corrupta y la honrada muy débil, y mucho más y nada pasa.

A la juventud hay que ofrecerle alternativas sanas y valiosas y no dejarlos transitar por la libre y el camino fácil, y exigirles compromiso y excelencia académica. Hoy día tenemos ejemplos aislados de grupos que han podido diferenciarse del montón con actitud valiente y decidida. No hace mucho tiempo los estudiantes asistíamos a clases mañana y tarde y los sábados por la mañana, y nadie reclamaba nada.

Ayudar a rescatar nuestra juventud es un compromiso de todos; una estrategia nacional, a través de la educación de todos los niveles y edades, una cultura humanística asociada al desarrollo de la sensibilidad social y la superación individual y de grupo, incorporando toda clase de modelos exitosos en otros lares. En fin, debemos tomar la decisión ciudadana de parar este desenfreno y cambiar el rumbo de ese acontecer diario que nos tiene cada día más amenazados en busca de que el futuro de nuestra descendencia sea más claro.


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